NBA

Jokic, el amo de la NBA que superó la adicción a la Coca-Cola

El dos veces MVP consagró su estatus de jugador hegemónico de la NBA ganando su primer anillo para los Denver Nuggets.

Nikola Jokic se ha convertido por méritos propios en un ejemplo para muchos niños tras ganar su primer anillo de la NBA. El pívot de los Denver Nuggets ha demostrado que el sobrepeso sólo es una excusa para no alcanzar tus sueños. El serbio ha estado toda la vida peleando contra la báscula hasta que ha conseguido derrotarla convirtiéndose en el mejor jugador del mundo libra por libra.

'El Joker' fue un adicto confeso desde muy joven a las bebidas gaseosas y más concretamente a una Coca-Cola de la que consumía diariamente tres o cuatro litros, tal y como ha admitido. Jokic quiso poner remedio a esa adicción tomando como espejo a un Marc Gasol, que también protagonizó una espectacular bajada de peso en sus primeros años en la NBA.

Jokic fue rechazado con 18 años precisamente por el Barça. Los culés le hicieron una prueba, pero consideraron que sus problemas de sobrepeso eran insalvables y por tanto no fichó por el equipo culé. Al año siguiente, tras cuajar una grandísima temporada en Serbia, se presentó al Draft de la NBA de 2014.

Ninguneado en el Draft

Aquel sorteo universitario fue vendido como el del enfrentamiento entre los nuevos LeBron James y Carmelo Anthony encarnados en Andrew Wiggins y Jabari Parker. Los pronosticadores más reputados se equivocaron, puesto que detrás de ellos salieron el actual MVP de la NBA Joel Embiid -con la selección número tres- o el actual socio en la pintura de Jokic -Aaron Gordon-, quien salio cuarto.

Nuestro protagonista tuvo que esperar hasta el número 41 para salir en el Draft de la NBA y ni siquiera se vio su elección por los Denver Nuggets en televisión, puesto que había un anuncio de tacos en el momento de la misma. El jugador confesó que ni él mismo se enteró cuando salió en el Draft al estar adormilado por lo tardío de su elección.

Jokic decidió entonces quedarse un año más formándose en el Mega Bemax de Belgrado y así cogió la suficiente experiencia para su salto a la NBA al año siguiente. Como hizo Marc Gasol en su momento jugando para Girona, el pívot fue elegido como MVP de la Liga Adriática y cogió cierto callo de cara a su salto a una competición americana donde sabía que se encontraría con prejuicios por su aspecto.

El serbio entró en la NBA bastante próximo a los 150 kilos y despertó algunas dudas. Jokic demostró inmediatamente que ese peso no era un lastre para convertirse en un jugador resolutivo para Denver y su progresión fue una locura. No sólo se convirtió en titular indiscutible, sino que además estaba en promedios de estrella con 20 puntos por noche.

La pandemia lo cambió todo

El cambio definitivo para Jokic, sin embargo, lo propiciaría el parón de la pandemia y los meses que estuvo en su casa sin poder entrenar. Muchos pensarían que el serbio podría regresar a la competición hinchado por la inactividad -casos de ese tipo en la historia de la NBA hay cientos- pero sorprendió a propios y extraños bajando 15 kilos hasta sus 129 actuales. La clave estaba clara: se quitó la Coca-Cola para siempre.

Los compañeros de Jokic no podían creer que esa pérdida de peso podría hacerle jugar un escalón más alto, pero eso fue lo que exactamente pasó ganando los dos siguientes MVP después de la pandemia con promedios de 25 puntos, 10 rebotes y 8 asistencias. El jugador ha culminado esta evolución firmando unas finales únicas que ni el mismísimo Wilt Chamberlain había conseguido en su carrera.

"De niño bebía más de tres litros de Coca-Cola al día. La verdad es que lo echo de menos", dijo Jokic sobre esa adicción que nos impidió ver al mejor pívot del mundo durante años a su máximo nivel. Ahora con 28 años, casado y con una hija, 'El Joker' se ha coronado como el mejor jugador del planeta, enviando un mensaje de esperanza a todos aquellos niños que creen que es imposible ser campeón de la NBA cuando eras un regordete en el colegio.