En los deportes de EE UU no se puede empatar: ¿Mito o realidad?
Si hay algo que los norteamericanos detestan son los empates, y en muy raras ocasiones se dan en sus deportes
Existe una teoría cada vez más arraigada de por qué el fútbol -conocido como soccer en Estados Unidos- no triunfa en el país de la barras y estrellas. No tiene nada que ver con el espectáculo, puesto que los mejores jugadores de la historia han pasado por allí, sino con el concepto y el resultado. En resumidas cuentas: a los yankees no les gustan los empates.
Analizando las cuatro grandes ligas norteamericanas -NFL, NBA, MLB y NHL-, registrar un empate es algo casi imposible, aunque existen algunas lagunas que podrían permitir verlo. En la NFL, sin ir más lejos, se han producido empates en los últimos años, aunque tienen que darse unas circunstancias más que complejas.
Si un partido de fútbol americano termina en empate, hay un tiempo extra de 10 minutos para desempatar el marcador. En caso de que transcurrido ese tiempo el resultado siguiese en tablas se repartiría media victoria para cada equipo en la clasificación. Desde que entró en vigor esta norma en 1974, únicamente se ha producido 32 empates en la competición.
La NFL, anteriormente, no daba validez a los empates no sumando ningún punto ninguno de los equipos implicados, pero la norma se cambió en 1973. Ahora bien, las prórrogas no se pueden eternizar como, por ejemplo, en la NBA, al existir un mayor riesgo de lesión para los jugadores al ser un deporte de contacto extremo.
En la NBA es imposible empatar
En la mejor liga de baloncesto del mundo no existe el empate como resultado y se juegan prórrogas de cinco minutos hasta que uno de los dos contendientes resulta vencedor. El récord en un encuentro es de seis prórrogas entre Indianapolis Olympians y Rochester Royals en 1951, aunque muchos le ponen asterisco al no existir reloj de posesión ni las normas actuales del baloncesto.
Para muchos, el partido más largo de la historia de la NBA fue el que midió a Milwaukee Bucks y Seattle Supersonics en 1989 y que se saldó con cinco prórrogas. Este partido, a su vez, estableció el récord de minutos en la cancha de un jugador en la historia de la liga con un total de 69.
El beisbol vivió su último empate en 2016
En la MLB sucede como en el baloncesto, y el empate no es algo viable. Las normas básicas de este deporte son que el partido lo ganará el equipo que más carreras haya anotado durante las nueve entradas. Si los equipos están empatados al finalizar dicha cantidad de innings, se jugará otra entrada en muerte súbita (Extra innings) hasta que alguno de los dos gane.
El empate únicamente se otorga cuando las reglas de la liga impidan que el juego continúe. El último empate registrado hasta la fecha fue en 2016 cuando los Pittsburgh Pirates y los Chicago Cubs tuvieron que dejar el partido por las condiciones meteorológicas extremas y no se volvió a reanudar. Hay que recordar que este deporte no tiene reloj de duración estimado.
El hockey recuerda a una fase final del Mundial
Finalmente, acudimos a una NHL que directamente prohibió los empates en 2006. La liga más famosa de hockey sobre hielo del mundo funciona con prórrogas de cinco minutos -en Play-Offs son de 20- que se resuelven con gol de oro si alguno de los contendientes consigue marcar. Una vez que se produce el tanto de uno de los dos equipos no se reanuda el juego.
Si tras ese tiempo no ha habido goles, el encuentro se marcha a una tanda de penaltis que tiene un mínimo de tres lanzamientos, y el equipo que más goles consigue en la tanda gana el partido. En este caso no hay ninguna opción de empate, puesto que todos los integrantes del equipo participan hasta que se resuelvan las tablas. Como pueden ver, estos estadounidenses detestan la palabra empate.