Chris Froome, el crack del ciclismo que no sabe retirarse
El cuatro veces ganador del Tour de Francia sigue en activo a sus 39 primaveras, aunque a años luz de la persona que dominó el pelotón mundial
El 12 de junio de 2019, el ciclismo mundial vivió una perturbación pocas veces vista. Chris Froome, gran dominador de la década en el Tour de Francia, sufría una terrible caída en un entrenamiento, fracturándose multitud de huesos en la pierna y destrozándose la cadera en una accidente que le mantuvo un año inactivo.
Froome ostentaba en ese momento en su palmarés cuatro Tours de Francia y se disponía a ganar un quinto que cayó en manos de su compañero Egan Bernal, cuando todo el mundo sabía que el británico se lo hubiese llevado con la gorra de no suceder tal infortunio.
El entonces corredor del Sky protagonizó uno de los '¿y sí?' más grandes de todos los tiempos porque todo el mundo intuía que podía batir el récord de cinco Tours que comparten Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain. Froome nunca volvió a ser ni la sombra de lo que fue tras aquel devastador accidente y hasta él mismo lo reconoce.
"Cuando tuve aquella caída creo que tenía todavía muchas cosas que decir, pero así es el deporte, así es la vida", confesó un Froome, que desde aquello no ha ganado ni una etapa ni se ha acercado a firmar una clasificación general destacada. El mejor resultado fue una tercera posición en la ascensión a Alpe d'Huez en 2022 en el Tour de Francia.
El sueño de Froome
Estos pobres resultados contrastan con un Froome que mantiene intacta su ilusión, y eso que seguirá compitiendo como ciclista profesional el año próximo, cuando ya haya soplado las 40 velas. El británico ha vivido momentos muy duros en estos años, siendo 'despedido' por el equipo Sky al año siguiente de su caída y siendo minusvalorado por su actual equipo, el Israel Academy, quien le ha dejado sin ir al Tour de Francia las dos últimas temporadas.
Precisamente, volver a la carrera donde fue leyenda es su sueño y confirma que Froome sigue pensando que algún día volverá a reverdecer viejos laureles. El británico se aferra a lo que consiguió hace unos años Chris Horner, quien se convirtió en el ciclista más veterano en ganar una Gran Vuelta, al hacerlo con 41 años en la Vuelta a España de 2013.
¿Lastrando su legado?
Froome trabaja cada día para intentar volver a ser el que fue sobre la bicicleta, pese a que muchos critican que esté manchando un palmarés único con siete Grandes en su historia por seguir compitiendo. A los pobres resultados se une que Froome ya está compitiendo en carreras menores como el Tour de Ruanda o el Sibiu Racing de Rumanía.
Alberto Contador, sin ir más lejos, colgó la bicicleta en un lejano 2017 cuando todavía era competitivo, venciendo en su última Vuelta a España en la cima del Angliru y marchándose por todo lo alto. Froome no parece que vaya a tener una despedida ni tan dulce ni tan mediática en un ciclismo que ha cambiado sobremanera desde que él dominaba con las irrupciones de los Pogacar, Van der Poel, Vingegaard o Van Aert.
La pregunta que todos los aficionados se hacen a estas alturas es el motivo de esta continuidad. Froome respondió en una entrevista este año que "la respuesta es sencilla. Me encanta el ciclismo. Me encanta pedalear en la bici y echar carreras. Disfrutaba más cuando ganaba, claro, pero ahora sigo pasándolo bomba en cada carrera que compito".