Los maillots de líder en el ciclismo y sus extraños orígenes
La Vuelta a España ha tenido hasta cinco maillots distintos de líder
Todo el mundo conoce el maillot amarillo del Tour de Francia o la maglia rosa del Giro... pero ¿alguien sabe el motivo de su elección?
El Tour de Francia es la carrera de ciclismo más famosa del mundo y el maillot amarillo su prenda más identificativa. Desde 1919, el líder de la clasificación general en la ronda francesa lleva esta prenda única que el resto de ciclistas anhela vestir como uno de los objetivos más importantes de su carrera profesional.
El amarillo de Le Tour
Pero, ¿por qué amarillo y no otro color? El periódico L'Auto, predecesor de L'Equipe, era el organizador de la carrera y justo después del final de la Primera Guerra Mundial decidió introducir la prenda distintiva del líder para vender más periódicos ante el gran seguimiento que tenía la carrera.
¿Cómo podían recordarle a la gente que comprasen su periódico y no otro? L'Auto era una publicación conocida por la tonalidad amarilla de sus páginas y que mejor manera de recordar a los aficionados que había que pasar cada día por el kiosco que vistiendo al líder de la general con ese color.
En Italia copiaron el formato
El Giro de Italia vio claramente que esa idea de destacar al primero de la clasificación con una prenda distintiva era una buena idea y en 1931 adoptaron el sistema. La Gazzetta dello Sport, el periódico organizador de la carrera, tenía una tonalidad rosa en sus páginas y por ello decidieron decantarse por este color para su líder.
Inicialmente, algunos ciclistas se opusieron al color por prejuicios contra el rosa, pero fueron los propios italianos los que fueron animando y agasajando a los ciclistas que portaban esta prenda. De hecho, las azafatas de las carreras aparecieron por primera en el Giro de Italia siendo esto un muestra de virilidad para los ciclistas que se ponían la prenda.
España ha dado muchos tumbos
La Vuelta a España, la tercer Gran Vuelta del calendario, es la que nunca ha encontrado una identidad propia en todo este tiempo y no sólo se nota en el factor de los maillot, sino también en su cambio de fechas en el calendario y en los tumbos que se han dado a la hora de elegir los recorridos.
Inaugurada en 1935, tuvo que sobrevivir a las guerras y también a la falta de apoyo económico e institucional hasta que en 1955 se empezó a disputar de forma ininterumpida. Eso se dejó notar en el 'cacao' de maillots de líder que se vieron durante esas dos primeras décadas.
Las primeras ediciones registran la curiosidad de que el líder iba con el color naranja y el último clasificado iba de rojo -el color que actualmente distingue al líder-. Luego el maillot naranja dio paso a uno blanco, más adelante volvió a ser naranja, luego rojo, otra vez blanco con una franja roja hasta que finalmente el amarillo se implantó en 1950.
Finalmente estabilidad
La prueba española encontró su identidad imitando el color del líder del Tour de Francia, aunque se dio la circunstancia de que en 1977 se volvió ocasionalmente al naranja para distinguir al líder, fruto de un patrocinio con butano. El color amarillo regresó y se mantuvo hasta 1999 cuando los organizadores quisieron distinguirse de la prueba francesa con el color oro.
En 2010, gracias al triunfo de España en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica y con el ánimo a tener finalmente una identidad propia, se optó porque el rojo fuese la prenda que distinguiese al líder pese a su pasado en la prueba como ropa perteneciente al último clasificado. La Vuelta a España parece, ahora sí, que ha encontrado su color definitivo.