Fernando Alonso, una carrera plagada de decisiones controvertidas

Aston Martin se queda como la última ficha en el tablero a la que puede recurrir un Fernando Alonso que sabe que necesita un milagro –al estilo Brawn GP en 2009– para auparse con el tricampeonato del mundo.
El asturiano ha arriesgado en muchas ocasiones con la elección sobre sus coches. Empieza una nueva aventura en Aston Martin, no exenta de riesgo.
Fernando Alonso acaba de cerrar su tercera etapa en la escudería Renault-Alpine. El refrán dice que segundas partes nunca fueron buenas, pues no hablemos mucho de la tercera. El asturiano se ha llevado un botín de un podio en casi 50 carreras con el equipo francés con el que fue campeón en 2005 y 2006.
El piloto sorprendió a propios y extraños tomando la decisión de abandonar Alpine para enrolarse en Aston Martin el próximo 2023. Le cayeron muchos palos por aceptar la oferta de la novena escudería del Mundial en ese momento -han terminado sextos- dejando de lado a los galos, que han sido cuartos en Constructores.
Alonso ha vuelto a dar un volantazo en su carrera, aunque ni mucho menos es el primer giro de 180 grados que da. Si hay un origen de todo fue en esos dos primeros campeonatos que ganó con Renault. Pese a tener un coche dominante y una escuderia entregada a su persona, Fernando fue seducido en 2007 por McLaren-Mercedes.
En aquel momento, el coche británico buscaba como loco volver a ganar tras la era dorada de Michael Schumacher, habiendo acumula ocho años sin el Mundial de pilotos. Su apuesta por Alonso resultó fallida porque irrumpió un novato llamado Lewis Hamilton que puso las cosas muy complicadas al asturiano.
Fernando sintió que en McLaren no le habían tratado con el respeto que merecía su figura, abandonando el equipo al año siguiente en otro volantazo para volver a un equipo Renault que había perdido pujanza. Tras dos añitos en el purgatorio, Alonso era la perita en dulce del mercado de 2010 y tanto la pujante Red Bull como la legendaria Ferrari bebían por sus vientos.
Podría haber sido el más grande de tomar otro camino
El bicampeón del mundo se decantó por los italianos de Ferrari antes que por el proyecto innovador del fabricante de bebidas austríaco. Alonso tuvo que soportar cuatro años de dominio de la escudería del toro con Sebastian Vettel logrado un campeonato detrás de otro con el español siendo su principal enemigo.
La llegada de la era híbrida en 2014 vio a Mercedes comenzar un dominio aplastante ante el que Alonso poco o nada podía hacer. En lugar de tener un poco de paciencia con Ferrari, que siempre vuelve más pronto que tarde, decidió tirarse a una piscina sin agua con la asociación entre McLaren y Honda.
Ese coche fue uno de los mayores fiascos que se recuerdan de la historia de la Fórmula 1 y éste mismo fue el que alejó a Fernando Alonso de los triunfos y le terminó por frustrar empujándole a su primera retirada en 2018. El español volvería dos años más tarde a una escudería Alpine donde su bagaje le ha dejado un solo podio.
Todas las puertas cerradas
Pese a ser uno de los pilotos más valorados por los expertos y los aficionados, todas estas decisiones radicales han terminado por cerrar las puertas de los mejores asientos para Fernando Alonso.
Ferrari no le puede repescar tras una salida poco limpia en 2014. Red Bull todavía le hace pagar por su rechazo de 2010. Mercedes no olvida su año 2007 en McLaren donde se vio salpicado por un caso de espionaje, mientras que en Alpine ya no volverá a tener una vía de entrada tras unas últimas carreras duras en la Fórmula 1.
Aston Martin se queda como la última ficha en el tablero a la que puede recurrir un Fernando Alonso que sabe que necesita un milagro -al estilo Brawn GP en 2009- para auparse con el tricampeonato del mundo. Es su sueño y por lo que peleará hasta que se quede sin fuerza. Con 41 años, ha dado un ejemplo de tesón a toda la parrilla y también de decisiones cuestionables.