NBA

El nuevo perfil de superestrella que busca la NBA

En la NBA no abundan en la actualidad jugadores defensivos y con buen tiro de media distancia

La liga ha cambiado en la última década por completo la forma de jugar y ahora se fomenta muchísimo más un tipo de jugador ofensivo

La NBA de 2024 poco o nada tiene que ver con la que conocíamos a principios de este siglo. Cualidades como la defensa, el lanzamiento de media distancia, la fuerza o incluso el pase han dejado de tener peso en una liga que actualmente fomenta los jugadores ofensivos, capaces de crear un tiro en uno contra uno y con un rango de tiro ilimitado.

La liga norteamericana, después de mucho tiempo ignorando las virtudes de los jugadores internacionales, ha decidido abrazar un estilo mixto que combina fundamentos, haciendo que el físico sea importante aunque no lo máximo.

Ya eso de jugar por encima del aro no es una obligación para ser una superestrella, sino el hecho de tener un cuerpo capaz de absolver golpes y al mismo tiempo terminar la jugada.

Una muestra de esta evolución en la NBA es que los últimos cinco MVP de la liga han sido jugadores no nacidos en Estados Unidos, mientras que los 11 anteriores fueron todos estadounidenses.

La competición está evolucionando hacia un estilo de baloncesto donde el jugador de ataque está siendo deliberadamente protegido por las normas para conseguir cada vez estadísticas más grandilocuentes. El triple-doble antes era un acontecimiento mensual, ahora ha pasado a ser prácticamente diario.

Las conocidas como 'estadísticas avanzadas' han convertido a muchas franquicias de la NBA en una suerte de 'moneyball'.

La competición antes estuvo condicionada por elegir siempre al jugador más grande y fuerte -el pívot- sobre el talento, como demuestra la elección de Draft de MJ23 en 1984. Ahora los tiempos han cambiado en la NBA para buscar un nuevo perfil de superestrella.

La elección de Wemby en el último Draft como número 1 no sólo atiende a razones de tamaño con sus más de 2,20 metros, sino que también a unas cualidades específicas como la movilidad, el tiro lejano, la versatilidad y la capacidad para defender a cualquier jugador rival.

Números uno del pasado no podrían cumplir con estas cualidades que hoy son exigencia.

Lo que ha cambiado

La actual NBA está camino de batir el rating ofensivo de toda la historia por encima de los 115 puntos por cada 100 posesiones.

Es importante tener en cuenta que los Golden State Warriors de la temporada 2016/17, que terminaron con un increíble balance de 67-15 y campeones con Steph y KD a la cabeza, hicieron un rating de 116.7 puntos. Ahora mismo ellos estarían en la media de la NBA, cuando en esos días eran un equipo calificado como histórico en cuanto a ataque.

Las razones son una tendencia cambiante en el juego hacia cada vez posesiones más cortas y también a que se han afinado aspectos respecto a temporadas anteriores, pese a muchos ven menos intensidad defensiva.

Ahora se capturan más rebotes defensivos, hay menos pérdidas de balón e incluso los porcentajes de tiros de tres son mejores aunque los lanzamientos son cada vez más lejanos.

La caída de las defensas es evidente, aunque hay un dato que para muchos ha desembocado en una NBA de 'mírame y no me toques'.

El 16% de los tiros de dos puntos, que son en un 93% penetraciones a canasta, terminan en falta, dejando claro que los especialistas tienen cada vez más complicado ganarse el pan en esta suerte. Muchas superestrellas se siente más que protegidas a la hora de afrontar una penetración a canasta sabiendo que sus posibilidades de rascar puntos es elevadísima.

Los puristas se llevan las manos a la cabeza sólo de pensar que la NBA se ha convertido en una competición donde los tipos duros están bajo sospecha y donde se cuida a las estrellas, pero nada más lejos de la realidad.

La competición está fomentando un tipo de jugadores que hagan grandes estadísticas y que registren grandes highlights para sus resúmenes que luego difunden por redes sociales.

El principal problema que la competición se va a encontrar a medio plazo es que cada vez va a parecer un deporte más distinto al que se juega en la Euroliga y se puede ver claramente en los eventos de selecciones que organiza la FIBA.

¿Quién hubiese apostado a que este pasado verano veríamos una final mundialista entre Alemania y Serbia huérfana de estrellas NBA?